Todos los que damos o hemos dado clase sabemos muy bien la enorme cantidad de trabajo que conlleva, no solo en el aula (que es mucho), sino antes y después de cada sesión de clase (planificación, programación, coordinación, creación y selección de materiales, inclusión y atención a la diversidad, evaluación…). Ah, y además tenemos que añadir la incesante y cada vez mayor burocracia a la que tenemos que hacer frente. Aportamos desde aquí algunas ideas que, sin ser nuevas del todo, pretenden ordenar cosas que todos sabemos para poder disfrutar de las clases y de las tareas más creativas de la docencia.
- Dejar el papel atrás. Si nos organizamos correctamente en el mundo digital nos es posible evitar un montón de tareas repetitivas, optimizar nuestro trabajo, y reciclar materiales y documentos que nos evitarán un montón de trabajo que hacemos una y otra vez, todo el tiempo. Hay infinidad de aplicaciones en la red para organizar todo tipo de tareas diseñados específicamente para docentes, muchas de ellas gratuitas, que nos ayudarán a organizar y organizarnos.
- Organizar nuestros materiales. Especialmente los digitales. Perdemos enormes cantidades de tiempo buscando cosas que tenemos archivadas por falta de orden. ¡Hay estudios que lo demuestran!
- Colaborar con otros docentes, aunque no es una práctica muy extendida en España en términos generales, es algo que se usa mucho en el extranjero y quienes lo hemos usado hemos aprendido lo maravilloso que es, no solo en términos de tiempo, sino también de resultados y sensaciones.
- Usar estrategias de flipped clasroom, que permiten al alumnado acceder inicialmente a los contenidos por sí mismos, realizando sus propios razonamientos, de manera que el tiempo de clase es mucho más activo y participativo por su parte.
- Establecer un aula ordenada y una rutina organizada ayuda, aunque parezca mentira, a disminuir (usar otra palabras es utópico) las conductas disruptivas, mejorando el clima de la clase y su productividad, lo que mejora la sensación del alumnado, que trabaja y se comporta mejor… Es un círculo y merece la pena iniciarlo. Generalmente funciona.
- Delega tareas. En todos. En compañeros, en familias, en alumnado… Ahora se llama empoderar: empodera a tus alumnos y no hagas por ellos cosas que pueden hacer por sí mismos; empodera a las familias dándoles participación y responsabilidad en el desarrollo escolar de sus hijos; empodera las coordinaciones docentes y las comunidades de maestros, fomentando el trabajo colaborativo y la corresponsabilidad. Ganamos tiempo, eficiencia y, sobre todo, comunidad, que en nuestro entorno es muy importante.