La narración de historias ha estado en la humanidad básicamente desde sus orígenes. Es probablemente una de las tareas que más nos ha acompañado en todos los contextos históricos y sociales a lo largo de la historia de la humanidad. Se ha utilizado como base de propaganda política, como instrumento de cohesión o identidad social, como medio de transmisión de historias religiosas o como medio informativo. De los textos orales se pasó a los textos escritos de estos a la literatura, al periodismo, a la historia etc.
El hecho es que si algo ha durado tanto tiempo es porque es especialmente eficaz. Y porque además tiene una necesidad de recursos muy pequeña y una potencialidad enorme. ¿Por qué no usarlo en clase? Vamos a ver algunas características de los cuentacuentos básicas que podemos utilizar en nuestra vida diaria en las aulas para transmitir información a nuestro alumnado y para mantener la atención de nuestro alumnado cuando la transmitimos.
- Hay que mantenerse centrado en la historia. Todo lo que contemos tiene que estar relacionado directa o indirectamente con el tema del que estamos hablando o sobre el que queremos trabajar. Tenemos que dejar a un lado todas aquellas cosas laterales que sobrevienen cuando estamos hablando de un tema pero que al final no son relevantes para su desarrollo; todas esas distracciones solo sirven para perder el hilo de la temática original y para confundir o cansar al alumnado.
- Hay que hacer un buen inicio de tema. En literatura se llama una buena apertura; en las series de hoy día se llama capítulo piloto, y si no enganchamos en él probablemente no veremos a la serie. Lo más simple suele ser plantear un problema como inicio de la historia, de manera que tengan que escuchar para llegar a la resolución del problema o para deducir cuál puede ser una posible solución al mismo.
- Hay que mantener los planteamientos y las narraciones. Si añadimos demasiada información o demasiados detalles, la línea argumental básica, es decir, la información principal que queremos transmitir, se va perdiendo a lo largo de la historia. En el contexto de simplificar, también suele ser un gran recurso generar algo muy corto que recordar a modo de resumen o de información muy importante sobre el tema del que estemos hablando.
- Utilizar las estrategias no verbales es algo que hacemos automáticamente y sobre lo que no reflexionamos, pero que ciertamente es muy importante. El contacto visual es uno de los más importantes modos de conectar con la audiencia. No solo ayuda a mantener la atención de los oyentes, o en este caso de nuestros estudiantes, sino que además nos permite hacer un seguimiento de cómo va evolucionando la aceptación de la historia que estamos contando términos tanto emocionales como puramente cognoscitivos.
- Utilizar un lenguaje rápido, eficaz, llamativo, mantiene la atención del alumnado y hace que participen en la narración y sigan atentamente el contenido de la misma. Eso implica cuidar el vocabulario que utilizamos aunque no necesariamente utilizar solo vocabulario que puedan entender. Es también una magnífica oportunidad para incrementarlo.
- Utilizar recursos dramáticos tales como las pausas o los cambios de tono de voz hablando de distintos personajes es una estrategia básica de narración que ayuda mucho a los oyentes a seguir el hilo de la historia que estamos contando, así como a mantener la atención y a disfrutarla.
- Tenemos que recordar que el final de la historia es muy importante. De alguna manera, es el cierre de todo lo que hemos estado hablando, de modo que tiene que tener una cierta síntesis de los contenidos que hemos tratado. Si no se da por la narración en sí a veces viene siendo muy útil hacer una recapitulación para poner el acento especialmente en los contenidos más importantes de lo que hemos estado contando.