Todos los docentes que utilizan técnicas de motivación para el alumnado saben que no solamente el alumnado aprende más, sino que la experiencia escolar mejora para el alumnado, los docentes y las familias. El alumnado motivado se implica activamente en las lecciones y actividades, y ello conlleva un mejor y más profundo aprendizaje, así como un mayor disfrute del proceso de enseñanza-aprendizaje. No es sólo la experiencia diaria, sino que hay estudios que demuestran que el alumnado se entusiasma con aquello que hacen y sienten como suyo en el marco de su educación; los niños contentos, que están centrados y activos, facilitan mucho el trabajo docente. Trasladan sensaciones mejores y más positivas a casa, lo que mejora considerablemente también la relación entre las familias y los centros escolares.
Para llegar a ese punto hay muchas variables. En este post os vamos a dar algunas (siempre algunas de las muchas posibles) estrategias para mejorar la motivación del alumnado en las aulas. Probad a combinar varias de ellas para que la idea comience a tomar forma dentro del aula.
- La importancia de los procedimientos y rutinas. Que el alumnado tenga claras las expectativas respecto a una sesión de clase o a un área de trabajo es importante. Aclarar las expectativas de los docentes y ser consistentes en las rutinas diarias marca el entorno de trabajo en el que el alumnado se mueve y les permite participar activamente conociendo el entorno que van a encontrar, sabiendo los roles que van a tener y sintiéndose cómodos con secuencias y sucesos conocidos previamente. Esto les permite centrarse más en las novedades que en el funcionamiento del aula.
- Incrementar la participación del alumnado fomentando las discusiones hace que les sea más fácil tener una escucha atenta dentro del aula; siempre es más fácil mantener la atención cuando se puede participar que cuando la escucha es eminentemente pasiva.
- Otra opción efectiva suele ser la del trabajo por parejas, en el que las discusiones de los temas se dan entre dos alumnos, para luego hacer puestas en común o discusiones conjuntas. Incrementar la interacción incrementa la atención.
- Usando las actividades manipulativas, de descubrimiento y activas, obligamos al alumnado a participar activamente en el desarrollo de los contenidos de las clases y en el descubrimiento y comprensión de los contenidos y competencias programados.
- El trabajo en pequeños grupos permite “recuperar” aquellos rezagados que se distraen con facilidad. Su participación se incrementa, así como su actividad directa, lo que redunda indudablemente en su aprendizaje.
- Incorporar juegos, competiciones y cazas de descubrimiento al desarrollo de las clases incrementa la participación del alumnado, su movimiento e interacción dentro el aula, así como su implicación en el trabajo programado. En este sentido, hay infinidad de posibilidades y tendencias, entre las que deberemos buscar las más adecuadas para cada nivel, momento y tipología de área, aula y alumnado.
- Permitir la elección activa del alumnado de determinadas cosas dentro del aula suele funcionar muy bien. Desde elegir en determinados momentos dónde o con quién sentarse en clase, pasando por el orden o la tipología de las actividades o proyectos a desarrollar, el margen en el que se pueden dar dichas elecciones es amplísimo y muy variable según las distintas realidades, pero no por ello deja de ser algo que tenemos que utilizar para nuestras clases.
- Mantener el orden y la organización del aula y su material es importante. Genera sensación de seguridad y hace que perdamos menos el tiempo, estemos más tranquilos, y no haya momentos de vacío en las clases en las que interrumpir el trabajo e incrementar exponencialmente las distracciones y los problemas. Además, permite que el docente dedique su atención al alumnado y a su trabajo, y no a otras tareas que siempre tenemos en las aulas.