Llevamos varios días viendo artículos y posts en distintos medios que hablan de las competencias del profesorado, de la competencia digital, de las competencias y habilidades que nuestro alumnado de hoy va a necesitar en el mercado laboral de mañana, etc.
Y de vez en cuando, solo de vez en cuando, hay un destello en el que juntamos cosas inconexas entre sí, porque en realidad son necesarias, una no se da sin la otra. Ese es el caso del pensamiento creativo.
Desarrollar el pensamiento creativo es hoy mucho más importante de lo que ha sido nunca hasta ahora, no solamente para nuestro alumnado, sino ahora mismo para todos nosotros en todos los ámbitos de nuestra vida. El avance de la tecnología en todos los entornos y sentidos, la llamada sociedad conectada y su intervención en nuestra vida diaria en todas sus facetas, son entre otras cosas las señales que nos marcan el pensamiento creativo como logro básico en la era digital. Ya no se trata de atesorar mucho conocimiento, sino de saber cómo conseguirlo en un mundo hiperinterconectado y, sobre todo, de tener un pensamiento que nos permita utilizarlo y sacarle rendimiento a su potencial en función de nuestras necesidades o intereses de cada momento. Es, y cada vez más será, una diferencia cualitativa importante, decisiva.
A la hora de promover ese pensamiento creativo, lo primero es desechar algunos conceptos que, a pesar de estar muy arraigados, no son ciertos: tendemos a considerar creativo todo aquello que está relacionado con los temas creativos o artísticos en alguna de sus facetas, cuando en realidad son simples expresiones de un proceso creativo.
Pero el pensamiento creativo va mucho más allá. Pongamos por ejemplo a Leonardo da Vinci; era, sin duda, una de las personas más creativas que ha dado la historia (al menos conocida). Pero no lo es más por sus pinturas o diseños arquitectónicos que por los inventos (algunos muy adelantados a su tiempo) en los que combinaba el estudio de física de fluidos con el estudio anatómico de los animales, el diseño arquitectónico y la optimización de materiales: hablamos en este ejemplo de sus diseños de máquinas voladoras. En realidad, el pensamiento creativo es, de alguna manera, la capacidad de buscar una solución distinta a un problema determinado (sea éste en el ámbito y entorno que sea, artístico o no), aunando en su planteamiento distintas informaciones de manera globalizada.
Una vez determinada la relevancia del desarrollo del pensamiento creativo en el mundo en que vivimos y, por tanto, la indudable importancia de desarrollarlo en nuestro alumnado, la pregunta es, ¿cómo fomentarlo, desarrollarlo, alentarlo y hacerlo crecer?
Sin duda, la respuesta a esa pregunta da para mucho más que un artículo de un blog. Pero vamos a dar aquí algunas pinceladas básicas para comenzar a reflexionar sobre el tema. Cosas imprescindibles para desarrollar el pensamiento creativo, entre otras, son:
- El tiempo y el espacio. Si bien muchas veces somos capaces de encontrar soluciones a problemas únicamente bajo la presión del tiempo, no es menos cierto que es imprescindible disponer de un tiempo y un espacio vacíos que nos permitan pensar, reflexionar, unir conceptos, curiosear; algunos no nos llevan a ninguna parte, y otros se convierten en la base de cosas maravillosas o increíbles. El proceso es la base.
- Equivocarnos. En un mundo en el que buscamos la respuesta correcta nos estamos olvidando de la importancia del error: es importante para solucionar fallos, pero también lo es para aprender y reflexionar, para cambiar de punto de vista, para volver al inicio y plantear las cosas de otra manera. En definitiva, para crecer, mejorar y, aunque no sea en ese ejercicio, crear.
- Colaborar. Cada vez más estamos en un mundo donde nos bombardea la información por todas partes, y el punto de vista único es cada vez menos relevante. El valor de tener diversos puntos de vista y de contar con ellos a la hora de pensar o de equivocarnos es relevante, y esa relevancia va en aumento proporcionalmente a la complejidad del mundo que nos rodea.