Las ocasionales conductas agresivas entre los más pequeños (alumnado de dos o tres años) son normales en términos generales y se deben principalmente a la frustración: o bien quieren hacer cosas que aún están fuera de sus capacidades o bien intentan comunicar algo (suelen ser necesidades o deseos) que están fuera de su vocabulario. Una vez determinadas las causas de estos brotes agresivos en las conductas de los más pequeños, veamos algunas pautas para incidir en su comportamiento:
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- Sé un ejemplo. Los niños copian lo que ven, por lo que es imprescindible que analicemos nuestro carácter y nuestras reacciones. Si utilizamos gestos, tonos o lenguajes agresivos, es lógico que los niños copien este modelo cuando están frustrados.
- Explica claramente qué comportamientos son apropiados y cuáles no. Hay que darles múltiples ejemplos para enseñarles cómo deben y cómo no deben comportarse con los demás.
- Genera unas expectativas claras. Por ejemplo, si le explicamos que no debe morder, hay que establecer también una consecuencia (si muerdes a tus amigos tendrás que dejar el juego). Por supuesto, tanto las expectativas como las consecuencias deben ser adecuadas a la edad de los niños. Pero en todos los casos la clave está en ser consistentes y consecuentes.
- Sacar al niño de la situación. Si un niño siempre es agresivo con otro debemos separar al agresor del otro niño. Esto se puede traducir en una separación momentánea o en llevárselo a otro sitio, dependiendo de la situación.
- Proporcionar ejemplos de otras maneras de relacionarse. Hay que mostrar al niño otras formas de lidiar con la frustración o la furia. Hay técnicas de relajación, de respiración, botellas de la furia, etc. También es importante enseñarles palabras que traduzcan sus sentimientos, de manera que puedan expresarse de forma oral y adecuada en lugar de llegar a frustraciones que se traducen en conductas agresivas.
Por supuesto, estas pautas son generales y sirven para iniciar una aproximación a un problema puntual. En caso de conductas más resistentes o problemáticas es necesaria la intervención de profesionales cualificados para diagnosticar, acotar y modificar determinadas conductas y los problemas que las provocan.