En torno a la evaluación, todos utilizamos en mayor o menor medida los exámenes o controles y la observación en clase (el cuaderno de notas de clase de toda la vida). Además, dependiendo del nivel, el tiempo y la materia, usamos también los trabajos, individuales o grupales. Y, por supuesto, siempre está la posibilidad de utilizar grupos de trabajo cooperativo en el aula para trabajar algunas (o muchas) cosas. Todo ello en el marco de una «evaluación continua y formativa», que ponemos siempre sistemáticamente en todas las programaciones didácticas. Hoy os vamos a hablar de los exámenes cooperativos. Viene a ser, básicamente, usar grupos cooperativos para hacer exámenes. Veamos las características específicas con más detalle:
- Dividimos la clase en grupos de 4 alumnos. Repartimos un examen a cada alumno. Todos son iguales y todos los alumnos deben rellenar el suyo, escribiendo su nombre y también el de sus compañeros de grupo.
- Todos los alumnos deben hacer todos los ejercicios, de forma cooperativa, discutiendo y colaborando hasta que lleguen a un consenso y a una solución en común, que es la que deberán consignar en sus hojas de examen. Debemos vigilar para que la tarea se lleve a cabo de ese modo, y no repartiendo el trabajo.
- Una vez terminado el tiempo asignado para hacer el examen, se elige a un miembro de cada grupo (estarán numerados y se elige un número del 1 al 4), que es el que se corrige. La nota es común para todos los miembros del equipo, puesto que sus exámenes deberán ser iguales.
Este tipo de pruebas, permite al alumnado aprender cosas en el propio desarrollo de la prueba de evaluación, mejorar su dominio de la materia y, sobre todo, perder el miedo que todos van desarrollando a las pruebas de evaluación, aprendiendo a confiar en la valía de su propio trabajo y su capacidad para llevarlo a cabo.