En los últimos meses hemos visto cómo la enseñanza a distancia, lo que venimos llamando la modalidad online, ha pasado de ser una opción que usaban unos pocos a generalizarse en todos los contextos y niveles. Y, a pesar de que en términos generales hemos vuelto a las aulas y las clases presenciales, la modalidad digital, el llamado e-Learning, ha venido para quedarse.
Tanto si la utilizamos ocasionalmente, como recurso, o de forma habitual, en el post de hoy os dejamos algunas orientaciones y cosas que debemos recordar para manejar aspectos de la docencia online que en el ámbito presencial estamos más que acostumbrados a gestionar sin ayuda.
Diseño y contexto de aprendizaje. Seguramente la parte más básica de la organización docente es saber qué y cómo vamos a enseñar, es decir, el diseño del aprendizaje. Para trabajar con los modelos de aprendizaje digital debemos tener en cuenta que su uso implica, necesariamente, la participación activa y diaria de todos el alumnado. En la enseñanza online la implicación y participación del alumnado depende en gran medida del diseño que hagamos de las actividades de aprendizaje.
El diseño de las actividades de aprendizaje depende, evidentemente, del contexto de aprendizaje; en el caso digital, del entorno o espacio de aprendizaje, es decir, de la plataforma, aplicación, etc, que vayamos a utilizar. Eso implica que nuestro diseño de actividades de aprendizaje tiene que aprovechar las características, posibilidades y potencialidades del entorno digital en el que se van a desarrollar. En el contexto presencial adaptamos las actividades y situaciones de aprendizaje al contexto en el que se producen, y debemos ser conscientes de que ese mismo proceso hay que tenerlo en cuenta en el entorno digital; pero también debemos recordar que cosas básicas como marcar objetivos de aprendizaje claros, modelos accesibles de aprendizaje, evaluaciones y seguimientos del proceso transparentes y proporcionar opciones de escalar el propio aprendizaje funcionan igual de bien en entornos presenciales o a distancia.
Motivación. Reconocer el trabajo que hace cada uno, aún cuando lo hagan de maneras distintas o por diferentes razones es importante y favorece la motivación y, por tanto, la implicación del alumnado en su propio proceso de enseñanza-aprendizaje. Todas las conductas que desarrollamos los seres humanos (incluido el alumnado) obedecen a algún tipo de motivación (positiva, negativa, competitiva, …). Debemos recordar que la motivación es uno de los factores más importantes de la implicación del alumnado en la enseñanza a distancia, y manejarla adecuadamente para lograr nuestros objetivos.
Roles. Diseñar el uso de distintos roles como un elemento programático más a la hora de plantear las sesiones y las unidades de enseñanza-aprendizaje es un recurso muy útil en la modalidad online. Generar roles entre el alumnado nos va a permitir mantener, aún en el ámbito digital, un clima de aula y la posibilidad de trabajar en equipo. Hay múltiples tendencias, posibilidades y literatura para «actualizarse» en el uso de roles si queremos ampliar su uso dentro de nuestro propio diseño de trabajo docente, que nos ofrecen una amplia variedad de posibilidades e ideas que personalizar y aplicar en nuestra realidad diaria.
Estructura y flexibilidad. A la hora de diseñar experiencias de aprendizaje online debemos tener en cuenta que trabajamos con dos parámetros que varían con respecto a la enseñanza presencial: la flexibilidad del trabajo y la sincronía (o asincronía) en que se desarrolla dicho trabajo académico. Mientras que en la enseñanza presencial la sincronía es absoluta, y la flexibilidad del diseño programático puede ser más o menos variable, según las preferencias del docente, en el entorno digital esas dos premisas cambian. La sincronía del trabajo y las actividades puede darse o no, y el diseño de momentos asíncronos y momentos síncronos como parte del funcionamiento académico facilita enormemente el éxito del trabajo digital en el ámbito educativo; evidentemente, este planteamiento está profundamente relacionado con la flexibilidad del diseño de las tareas y actividades de aprendizaje, pero también debe estarlo, no nos podemos olvidar, con la generación y explotación de una estructura de diseño del trabajo y la organización de los tiempos sistematizada y transparente tanto para el alumnado como para las familias y los docentes. Es la unión de esas dos «patas», la flexibilización (sincronía y asincronía de tareas y actividades) y la estructuración del diseño de trabajo, lo que permite que el trabajo digital sea, además de productivo, satisfactorio y gratificante para todos los implicados en su desarrollo.
Colaboración e interdependencia. Diseñar actividades que impliquen, en este contexto y con las herramientas de las que ya hemos hablado, colaboración entre el alumnado para llegar a un producto final común, no solamente permite mantener la sensación de contacto social y la interacción e interdependencia entre el alumnado (que es algo que tendemos a dejar olvidado o no saber gestionar y es muy importante), sino que además tiene la ventaja añadida de favorecer el aprendizaje y uso de herramientas de trabajo colaborativo online que son cada vez más necesarias en todos los contextos (ahora llaman a este tipo de aprendizaje transversal «alfabetización digital»). Desarrollar este objetivo implica programar trabajos o proyectos grupales, que es lo primero que nos viene a la cabeza, pero también puede implicar el uso de juegos online en grupo (escape rooms digitales, webquests, sesiones de trivial educativo, etc).
Equidad e inclusión. Cuando trabajamos en modalidad online debemos diseñar actividades que permitan la participación activa, con una periodicidad relativamente reducida según el contexto y nivel en el que trabajemos, de todos y cada uno de los miembros de nuestro alumnado. Si no tenemos esto en cuenta al diseñar nuestro trabajo, habrá siempre un número indeterminado de alumnos que se quedarán fuera, atrás o en segunda fila, y eso es algo que en este contexto docente no nos debemos poder permitir. Las causas son muchas y varían según los individuos y sus características y circunstancias, y todo ello es lo que debemos tener en cuenta para lograr el objetivo de no dejar a nadie atrás ni fuera. Por supuesto, este tipo de «seguimiento de implicación» lo podemos hacer de manera formal, con actividades y entregas o intervenciones, pero también de manera informal en múltiples contextos y entornos, para asegurarnos de que todo nuestro alumnado sigue conectado con nuestro diseño de aprendizaje, y en este punto hemos de ser proactivos.
Disponibilidad de acceso. Nuestra experiencia de los pasados meses nos ha llevado a estar sin horario y sin fin delante de las pantallas y a disposición del alumnado y las familias. Eso no es ni operativo, ni deseable: con ese planteamiento acabamos todos agotados, «quemados» y desmotivados. Por el contrario, diseñar un horario de disponibilidad en el que el alumnado puede esperar una respuesta casi en tiempo real para resolver dudas o tener contacto directo, diferenciado del horario de disponibilidad para las familias, y acotado y conocido por todos, ayudará a hacer la comunicación y el seguimiento mucho más fluido y más satisfactorio para todos. Y esa comunicación fluida es esencial.
Evidentemente, no todo lo que se necesita para diseñar y programar un trabajo docente online está en este post. Y tampoco es tan fácil pasar de un modelo presencial a un modelo online sin dejar nada de lo reseñado aquí fuera, ni conseguir hacerlo nos garantiza que hayamos logrado el éxito en el modelo. Pero es un punto desde el que empezar, y muchos de nosotros ya hemos empezado «a las bravas». Probemos ahora a intentar optimizar las herramientas nuevas que tenemos al alcance.