Hoy día toda nuestra realidad en este llamado primer mundo está tomada por las nuevas tecnologías en prácticamente todos sus ámbitos y desarrollos, hasta el punto de que ya casi ni siquiera somos conscientes ni podríamos desenvolvernos sin ello.
Nuestros hijos nacen ya desde hace algunos años (o muchos años, depende de quien lo lea..) rodeados por este mundo tecnológico e hiperconectado y lo consideran normal; no han conocido otra realidad.
El problema viene de la disminución de actividades de otros tipos, más activas y más relacionales, en favor de las llamadas nuevas tecnologías (aunque algunas ya no sean tan nuevas). Elementos tecnológicos como la televisión, el móvil, internet o los videojuegos aíslan no solamente las actividades de la población y sus relaciones interpersonales y sociales, sino su mundo real (paradójicamente con la idea de ponerles uno mayor al alcance de la mano), y ello conlleva graves consecuencias de todo tipo. Si a ello añadimos el internet de las cosas, los wearables, o la unión de los primeros cuatro elementos tecnológicos para ofrecer alternativas a la carta de diseño individual, el aislamiento y daño potencial son cada vez mayores.
Esta semana la Comunidad de Madrid ha anunciado la puesta en marcha un servicio especializado de intervención en adicciones a las nuevas tecnologías que atenderá a adolescentes de entre 12 y 17 años que hagan un “uso inadecuado, abusivo o dependiente” de ellas, según la nota de prensa emitida por la propia Comunidad de Madrid. El servicio se desarrollará más adelante en un Centro de Adicción Tecnológica de nueva creación, con capacidad para atender hasta a trescientos adolescentes cada trimestre. De manera adicional al tratamiento de los jóvenes, en dicho centro también se realizarán actividades formativas y divulgativas dirigidas a profesionales que trabajan con niños y adolescentes y a aquellas familias interesadas en adquirir conocimientos sobre conductas de uso, abuso y dependencia de las nuevas tecnologías.