Que los contenidos digitales son relevantes para el aprendizaje del alumnado es algo que todo docente tiene relativamente claro: los vídeos cortos o las presentaciones siempre son un valor añadido, y los juegos online no tienen precio para que memoricen las cosas, entre otros ejemplos. Que esto es algo de lo que tenemos que ser más conscientes y de su importancia actual, dado el enorme despegue que han tenido y están teniendo las plataformas digitales en la educación de los últimos meses, no nos queda duda. Y de que han venido a quedarse, tampoco. En este post os ofrecemos algunas ideas para integrar el contenido digital en nuestro quehacer diario de la manera más atractiva (y, por tanto, más productiva) posible.
Para enfocar esta tarea hay que recordar que el medio digital, especialmente el video, forma parte de la vida diaria de nuestro alumnado, ya sea en Youtube, Instagram, TikTok o Snapchat, entre otras, y que es a ese público “especializado” al que se dirigen nuestras elecciones y/o producciones.
Damos por supuesto que es un mundo complejo para el que no estamos preparados, pero nada más lejos de la realidad: las herramientas de creación de vídeos y las plataformas son cada vez más fáciles de manejar y más accesibles, y están a nuestro alcance, muchas veces instaladas de serie, en nuestros ordenadores, tablets e incluso teléfonos móviles, ofreciendo calidad profesional para capturar, grabar, editar y publicar vídeos.
A la hora de dar el salto a producir nuestro propio material, veamos algunos consejos para ser lo más eficientes en términos de producciones educativas:
- Ya somos expertos. Llevamos toda la vida viendo producciones televisivas, cinematográficas y de editoriales, de modo que solamente tenemos que reflexionar sobre qué tipo de producciones nos resultan interesantes, especialmente en términos de comunicación de información y mantenimiento de la atención. Debemos prestar atención a la iluminación y a la calidad del audio, de manera que no supongan un esfuerzo para el espectador (imágenes a contraluz, con sombras, audio con ruido de fondo, etc). Muchas veces emplear un tiempo en ajustar todas estas pequeñas variables antes de comenzar a grabar nos ahorra mucho tiempo de edición (que siempre es más difícil, laborioso y frustrante).
- Ya tenemos recursos para hacer vídeos. Muchas de las aplicaciones que tenemos en los dispositivos que manejamos a diario son más que suficientes para nuestras grabaciones con una calidad más que aceptable, tanto en términos de calidad de grabación (de vídeo y audio) como de programas o apps para hacer dichas grabaciones.
- Debemos perder el miedo a entrar en este mundo. Muchos de nosotros nos hemos planteado más de una vez hacerlo, pero vamos dejándolo para mejor ocasión con distintas excusas porque en el fondo no nos sentimos capacitados para dar el salto. No es cierto; podemos comenzar con recursos que ya tenemos (presentaciones, dinámicas de aula que nos funcionan curso tras curso, etc) para hacer nuestras primeras producciones, y usarlas para ir evolucionando en nuestro trabajo.
- Es básico tener claras las ideas antes de comenzar. Hacer un pequeño guión y/o organizar los componentes que vamos a necesitar antes de comenzar a grabar nos puede ser de gran ayuda, sobre todo al principio. También podemos ayudarnos creando un texto que leer, en lugar de grabar dir4ectamente, para estar seguros de no dejarnos fuera nada que queramos grabar ni quedarnos en blanco pensando más en el proceso de grabación que en el producto.
- Usar la enrome diversidad de plataformas que están a nuestro alcance hoy día para distribuir nuestro contenido entre el alumnado siempre en una buena idea. Utilizar varias de ellas a la vez es una buena idea para no dejar atrás a nadie por problemas de conexión o compatibilidad, como también lo es cuidar el tamaño del archivo resultante manteniéndolo lo más pequeño posible, para facilitar el uso de distintos dispositivos por parte del alumnado, según sus necesidades, y la optimización de los diferentes anchos de banda, minimizando en lo posible la brecha digital.
- Plantéate trabajos en los que no eres tú quien produce el vídeo, sino quien propone una actividad a la que tu alumnado debe (o puede) responder con un vídeo. Al igual que tú, ellos tienen acceso a dispositivos y plataformas para grabar, enviar y distribuir vídeos que pueden utilizar para sus tareas de clase.