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Todos los docentes somos muy conscientes de la enorme variedad de habilidades y problemáticas que hay en un aula, y de las variaciones que hacemos diariamente para conseguir llegar a nuestro alumnado contando con todas ellas. Y, en los últimos tiempos, hemos aprendido a valorar esa variabilidad en distintos contextos, tiempos, momentos… La pandemia nos ha obligado, nos está obligando, a ser especialmente conscientes y a tenerlo especialmente en cuenta si queremos que nuestro alumnado avance.

A medida que las aulas y los procesos de enseñanza-aprendizaje se van digitalizando, cada vez es más relevante tener en cuenta que los espacios y materiales digitales con los que trabajamos sean accesibles para todos. Y, en términos de materiales y aulas digitales, debemos pensar no solo en nuestro alumnado, sino también en las familias y entornos donde se utilizan.

Antes de colgar un material o abrir una plataforma, debemos pensar en todas las posibilidades de acceso o realización de las actividades y, en la medida de lo posible, diseñar para que todo sea accesible para todos los estudiantes y/o los miembros de la comunidad a quienes va dirigido.

Con esto en mente, también somos conscientes de que no somos desarrolladores web, ni programadores profesionales, sino docentes colgando materiales y elaborando propuestas para nuestro alumnado. Después de leer todo lo dicho anteriormente, muchos pensarán que está fuera de sus posibilidades; o bien no lo planteamos, o bien dejamos a un lado la potencialidad digital. Pero no es necesario. De hecho, tomar conciencia de la importancia de la accesibilidad de nuestros recursos y planteamientos digitales no tiene por qué añadir dificultades a nuestro trabajo: la mayor parte de las veces basta con fijarse en algunos pequeños detalles que suponen una diferencia importante; en otros muchos casos, no tenemos que hacer nada nuevo.

Veamos entonces algunas de las cosas más significativas en términos de accesibilidad, que podemos manejar con facilidad:

  • Los colores y las fuentes. Cuando diseñamos algo en formato digital, bien sean materiales o sitios, blogs, webs, etc, siempre nos fijamos en los colores y las fuentes. La mayor parte de las veces, las tematizamos: fondos y colores para ciencias, o para literatura, o para matemáticas, por ejemplo. En lo relativo a los colores, es importante fijarse en el contraste: debemos asegurarnos de que ese contraste se ve bien, que no se desdibuja; queremos un contraste que se vea con facilidad, para facilitar la lectura. En lo relativo a las fuentes, en términos generales podemos decir que las fuentes sans-serif presentan menos problemas de lectura que las demás. La fuente Comic Sans, según algunos estudios, facilita la lectura a personas con dislexia; sin embargo, su espaciado irregular puede acarrear errores de lectura.
  • Imágenes. Siempre ponemos imágenes en los documentos y en las páginas web, como forma de completar o complementar la información del texto. En la creación de documentos generalmente aparece la posibilidad de rellenar un texto alternativo o Alt-Text. Esta herramienta está diseñada para ayudar a los lectores automáticos de documentos, aquellos que leen las páginas web y los documentos digitales para las personas con dificultades visuales. Si a la hora de maquetar los archivos o páginas web simplemente ponemos un título a la imagen, dichos lectores no podrán aportar al usuario la información complementaria que queremos que nuestros usuarios tengan con la imagen; debemos, por tanto, rellenar ese texto alternativo con esto en mente, para proporcionar la información que queremos trasladar de forma adecuada.
  • Videos y subtítulos para sordos. Muchos docentes utilizamos vídeos para complementar el aprendizaje o como parte de una flipped classroom. Algo que tenemos que considerar a la hora de utilizar videos que vayan a usar nuestro alumnado o los miembros de la comunidad educativa es el hecho de que tengan subtítulos para sordos. Para quienes elaboren sus propios videos y piensen que esta posibilidad es descorazonadora por el trabajo y aprendizaje que supone, una ayuda: YouTube tiene una herramienta de subtitulado automático que podemos usar al subir los vídeos a la plataforma. También hay varios servicios gratuitos para añadir subtítulos a los vídeos por la red. En cualquier caso, aunque no lo parezca, es algo fácil de hacer que permite que todo el mundo pueda utilizar nuestro material.
  • PDFs. Casi todo el material en texto que pretendemos que se pueda ver sin problemas desde cualquier dispositivo se maqueta en forma de PDF. De hecho, es casi un comodín. Pero generalmente no son accesibles. La versión completa del Adobe Acrobat puede crear PDFs completamente accesibles. También el Microsoft Word permite grabar archivos de manera que sean accesibles. Y siempre podemos optar por poner la información directamente en la página web o el blog donde vayamos a colgarla, que suele hacerse accesible mucho más fácilmente.

Con todas estas pistas, convertir nuestro material digital en accesible es mucho más fácil de lo que podríamos imaginar en un principio. Y sabiendo eso, ¿cómo renunciar a hacerlo?

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