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A la hora de evaluar nos planteamos distintas herramientas y momentos de evaluación, pero rara vez pensamos en las diferentes habilidades que hay entre nuestro alumnado y en dar respuesta a esa diversidad. Pero deberíamos pensar en ello al programar la diferenciación, ya que la planteamos para lograr un incremento de las oportunidades de desarrollo del potencial de todos y cada uno de nuestros alumnos.

En la era digital, y más después del acelerón que ha supuesto la pandemia para la digitalización de la educación, ya tenemos al alcance ofrecer a nuestro alumnado diferentes modos de desarrollar su aprendizaje, independientemente de su nivel académico. Cada uno es distinto y por ello se hace cada vez más necesaria la existencia de una amplia oferta que permita que el alumnado pueda demostrar lo que ha aprendido de acuerdo a sus características individuales.

Una manera de diferenciar dentro del currículo es ofrecer al alumnado distintas formas de hacer un mismo trabajo. Dado que aprenden de distintas maneras, deben poder demostrar ese aprendizaje también de maneras diversas; esto les permite adquirir conciencia de su propio aprendizaje, así como generar un producto con el que se sientan satisfechos.

Ofrecer elecciones en la evaluación puede parecer un enorme trabajo para el docente, y de hecho puede serlo, pero no siempre es así necesariamente y, por contra, anima al alumnado a tomar control y conciencia de su propio aprendizaje. Si le añadimos tecnología a esa ecuación, la motivación se suele incrementar exponencialmente, especialmente si no han tenido esa oportunidad antes. Pero utilizar tecnologías no es la única opción. Se pueden usar infinidad de posibilidades y recursos que todos conocemos, desde las exposiciones a la música, por citar algunos márgenes posibles, para que el alumnado presente contenidos y, de paso, el profesorado pueda observar talentos ocultos y niveles de aprendizaje difícilmente visibles en las pruebas objetivas habituales.

Una excelente posibilidad de diferenciación es la creación de e-portfolios (una herramienta que utiliza la tecnología para agrupar el trabajo de un alumno, ofreciendo al docente una manera rápida y efectiva de valorar el desarrollo y las habilidades trabajadas). De alguna manera, el e-portfolio es una ventana al aprendizaje de cada alumno, una que permite al interesado elegir lo que muestra. Además, es una herramienta que puede acompañar al alumno de curso en curso, y una vez creado (que es la parte más laboriosa) ir añadiendo material se convierte en un proceso rápido y fácil. Con esta herramienta el alumnado debe reflexionar sobre su propio aprendizaje al tiempo que se fija en sus producciones, teniendo así la posibilidad de combinarlos con sus gustos, intereses y fortalezas. Se puede decir, por tanto, que un e-portfolio ofrece una manera de que el alumno muestre su auténtico aprendizaje, permitiéndole exhibir su crecimiento individual a lo largo de distintas etapas o momentos académicos, así como incrementar su conciencia y, por tanto, su control, de su propio aprendizaje y crecimiento personal.

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